jueves, 2 de mayo de 2013


La reconstrucción más completa de nuestro ancestro

Ancestro
Los investigadores pudieron reconstruir la especie con huesos de tres individuos.
La visión más completa hasta la fecha de un posible ancestro humano descubierto en Sudáfrica reveló una intrigante mezcla de rasgos humanos y simios.
Los restos de hace dos millones de años de varias partes de esqueletos pertenecientes a una especie humanoide previamente desconocida fueron encontrados en 2008 cerca de la capital sudafricana, Johannesburgo.
El nuevo análisis de esta especie -Australopithecussediba A. sediba- muestra una insólita mezcla biológica: tenía pelvis, manos y dientes similares a los humanos, y pies de chimpancé.
En seis informes de investigación independientes que se presentaron en la revista Science, los científicos pudieron explorar escrupulosamente la anatomía de tres individuos -dos esqueletos, uno masculino joven y otro femenino, y la tibia de un tercero-.
Se cree que los restos de los esqueletos más completos podrían pertenecer a una madre y su hijo.
Parece que los dos individuos murieron juntos en un trágico accidente por el que cayeron en el complejo de cuevas o se atascaron en ella.
Los especímenes fueron encontrados en Malapa en una sima -una depresión en un complejo de cuevas que perdió el techo debido a la erosión- en la afamada Cuna de la Humanidad, designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en el noroeste de Johannesburgo.
Tras su muerte, sus cuerpos permanecieron en una piscina y quedaron adheridos el uno al otro con el tiempo, junto con los esqueletos de muchos otros animales -felinos de dientes de sable, hienas, antílopes, e incluso pájaros y ratones-.

"Andares" de simio

Los individuos de Malapa terminaron dentro de un amplio grupo conocido como los australopitecos, criaturas humanoides que caminaban erguidas y que vagaban por África hace entre cuatro y dos millones de años.
Antepasado humano
Comparación de Au. sediba con un humano actual (I) y un
chimpancé (D).
Un análisis de las extremidades inferiores del A. sediba que hicieron Jeremy DeSilva, de la Universidad de Boston, y sus colegas sugiere que la especie caminaba de una manera única, muy diferente al resto de los homínidos.
Su pequeño talón se asemeja al de un chimpancé más que al de un ser humano. Esto sugiere que probablemente caminaba con una rotación interna de la rodilla y de la cadera -como balanceándose-, con los pies ligeramente torcidos.
Esta forma primitiva de caminar podría haber quedado, en la línea evolutiva, a caballo entre la actividad de caminar en posición vertical y la de trepar a los árboles, sugieren los investigadores.
Los resultados sugieren que algunas especies de australopitecos trepaban árboles, algunos caminaban sobre la tierra, y otros hacían ambas cosas.
En este caso, el A. sediba habría tenido una mejor adaptación para trepar árboles que otros australopitecinos.

Dientes de humano

Mientras tanto, Joel Irish de la Universidad Liverpool John Moores y sus colegas investigaron "la sonrisa" del A.sediba. Al igual que otras partes del esqueleto, los dientes son un collage de rasgos primitivos y similares a los humanos.
Guardan muchas semejanzas con los dientes del otro australopiteco de Sudáfrica, conocido como A. africanus, lo que sugiere que estas dos especies forman un grupo más al sur, distinguiéndose así de otras formas del este de África, como los A. afarensis -representado por el famoso esqueleto "Lucy".
Los resultados preliminares quedaron finalmente sobre la mesa en la reciente reunión de la Sociedad de Paleoantropología en Honolulu, Hawái (Estados Unidos), a la que acudió el profesor Berger para presentar el hallazgo.
¿Será este nuevo ancestro es la pieza clave que falta en el puzzle de la evolución del ser humano?

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